El hábitat natural de la malva son las montañas, aunque tiene un gran poder de adaptación. Para uso medicinales, generalmente, se utilizan las flores y las hojas, recolectadas en primavera y verano.
La malva, por sus cualidades como emoliente, se aplica en forma de cataplasma para ablandar bultos y forúnculos.
Tomada en infusión tiene un ligero efecto laxante, que le hace muy recomendable para que la tomen, con este fin, niños y ancianos. Es también expectorante y sudorífica, por lo que ayuda a combatir la gripe.
Las virtudes atribuidas a la malva se reflejan en el refranero popular que dice: 'Con un huerto y un malvar hay medicina para un hogar'.